Una pareja de artistas
Ella sólo era una
letra: la L. Él… Él era música, era
la parte dulce de lo salado y era si no el todo,
era el casi todo.
Ella soñaba con dormirle, pero como no podía, le escribía
tonterías mentalmente. Él se encargaba de escalar
al cielo tras pasar por un camino de
estrellas. Y ella, ni si quiera podía escucharle porque la sonrisa que le
provocaba era tan enorme -y a la par tan estúpida- que le taponaba los oídos. Nunca
le gustó que nadie la cogiera de la mano, ¿sabes? Pero Él tenía manos de pianista, y ella codiciaba la idea de ser su
clavicordio.
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